domingo, 27 de noviembre de 2011

LOS DELFINES DEL NARCOTRAFICO

La captura de 22 personas ayer en España, en desarrollo de una operación adelantada por la Policía Judicial de Madrid, constituye un capítulo más del reacomodo de los narcotraficantes colombianos desde la extradición a Estados Unidos de los jefes paramilitares en 2008 y, en especial, de la guerra entre bandas criminales que se libra en el occidente del país entre antiguos lugartenientes de los capos de los carteles de Cali y del norte del Valle por el dominio de las rutas de la droga.




Según el jefe de la Unidad de Droga y Crimen de Madrid, José Luis Conde, las investigaciones contra este grupo se venían adelantando desde febrero. Desde entonces se ratificó que el confeso narcotraficante Víctor Patiño Fómeque, tras cumplir su pena en Estados Unidos, había vuelto a sus andanzas. El otrora capo del cartel del norte del Valle regresó para moverse en dos frentes: el envío de droga a España y la guerra en Colombia para recuperar sus bienes y vengar la muerte de sus seres queridos.



En esas vueltas, Patiño Fómeque ha tenido como su socio principal a un exguerrillero que en los años 90 se pasó al cartel del norte del Valle, y que libró a su lado y de su socio Diego León Montoya, alias Don Diego, la lucha a muerte entre ‘Los Rastrojos’ y ‘Los Machos’: se trata de Martín Fernando Varón, alias Martín Bala. En la actualidad, según las autoridades, este personaje ha vuelto a prender la guerra en el Valle del Cauca contra la organización de sus enemigos: los hermanos Comba.



Sin embargo, Martín Bala ayer sufrió un revés: en la operación en España las autoridades capturaron a sus dos hijas: Íngrid y Maribel Varón Cadena. Ellas fueron señaladas de ser las jefas del grupo delincuencial. Según las autoridades españolas, es la nueva moda de ‘cartelitos’ que operan en Europa, que representan una versión más sofisticada y meticulosa de los grandes carteles de antaño, con más estudio y mayor discreción, pero con la experiencia acumulada de sus familias.



Guerra con historia

En el trasfondo de la captura del ‘cartelito’ y las acciones de Martín Bala en Colombia, se deja ver la historia de Patiño Fómeque, un expolicía que en los años 80 trabajó con los hermanos Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela en el cartel de Cali. Después de la captura de sus jefes en 1995, ya asociado con la gente del norte del Valle, se entregó a la justicia para saldar sus cuentas con una baja condena. Su negocio salió a pedir de boca y, como otros de sus socios, escasamente pagó seis años de cárcel en Colombia.



No obstante, en 1997, cuando quedó libre, el Congreso había revivido la extradición de colombianos. En esas condiciones, cuando Patiño reanudó sus actividades en el narcotráfico, fue capturado y enviado a una cárcel norteamericana. Sucedió lo inesperado: alias El Químico, como era conocido, negoció con la justicia gringa una pena de ocho años por delatar a sus socios.



La reacción, encabezada por el capo del norte del Valle para la época, Wílber Varela, alias Jabón, fue contundente. A través de sus jefes de sicarios: Luis Enrique y Javier Calle Serna, hoy conocido como Los Comba, desató una cacería contra los familiares, amigos, socios, abogados y empleados de Patiño Fómeque. Según las autoridades, entre 2003 y 2005 murieron más de 35 personas allegadas a alias El Químico.



En medio de esta persecución, el único que pudo confrontar a Varela y ‘Los Rastrojos’ fue Diego León Montoya, alias Don Diego y su organización criminal de ‘Los Machos’, quien finalmente tuvo que huir del Valle rumbo al Bajo Cauca antioqueño para buscar protección en la organización del hoy extraditado jefe paramilitar Ramiro Cuco Vanoy.



Entre los aliados de Don Diego, quien también sobrevivió, estuvo Martín Bala. Este narcotraficante también tuvo que huir del reino criminal de alias Jabón, cuando en 2005 logró sobrevivir a un atentado en Cali. Entonces huyó primero a Marruecos y luego a España, donde estuvo hasta 2010, justo en el momento en que Patiño Fómeque terminó de saldar sus cuentas en Estados Unidos.



Reencuentro

Ahora El Químico y Martín Bala están de nuevo juntos, como en las épocas de los grandes carteles del narcotráfico. Su alianza, fuera de mantener su presencia en el negocio de la droga, obedece a que los une un objetivo común: la sed de venganza contra los hermanos Comba.



El reencuentro fue en una reunión en la Costa Caribe, a la que asistieron, además de Martín Bala, otros de sus antiguos aliados como alias Chicho, familiar del extinto Iván Urdinola Grajales y cuñado de Don Diego, y alias El Negro Orlando. Los tres asociados a la banda criminal de ‘Los Urabeños’, que operan el golfo de Urabá, Chocó y Valle. Hace más de un año esta bacrim lucha por dominar algunas zonas en el Valle controladas por ‘Los Rastrojos’.



De Patiño Fómeque se dice que se oculta en México o que ya está en Colombia. De Varón se sabe que está operando en el país en asocio con la banda criminal de ‘Los Urabeños’, con lo que se ha revivido la guerra del narcotráfico en el Valle del Cauca. La última noticia de sus contactos trascendió hace dos semanas, cuando un hijo de Patiño Fómeque fue arrestado en Miami en compañía de otro capo de antaño: Carlos Ramón Zapata, alias El Médico.



A esta guerra se le atribuye el incremento de homicidios en el Valle y en Cali. En esta vendetta mataron al abogado Hernán Darío Escobar, quien representaba a los familiares de los Comba.



Desde hace cerca de un mes, entre autoridades, abogados y narcotraficantes viene surgiendo el rumor de que los hermanos Javier Antonio y Luis Enrique Calle Serna estarían en negociaciones para entregarse a la justicia de Estados Unidos. Según el diario El País de Cali, los encargados de manejar el asunto por parte de la justicia norteamericana son la fiscal Carolyn O’Connor, del Distrito Este de Nueva York (Brooklyn) y dos agentes especiales de la DEA.



Actualmente los Comba son los jefes de la temida banda criminal conocida como ‘Los Rastrojos’, que tiene presencia en Nariño, Cauca, Valle, Antioquia, Cundinamarca, Chocó, Córdoba, Bolívar, Cundinamarca y Norte de Santander. Esta organización domina un territorio en el que incluyen poblaciones con extensos cultivos de coca y las rutas de trafico de droga por el Pacífico, el Caribe y Venezuela. A su servicio tiene organizaciones criminales como oficinas de sicarios denominadas ‘Nueva Generación’, ‘Los Padrinos’ y ‘Los Tíos’.



Esta organización, al igual que ‘Los Urabeños’, hace presencia en los mismos departamentos en el país, que fueron las rutas que conocieron en la época de los grandes carteles. Ahora, también, comparten el mismo modelo de tráfico hacia Europa: el de los ‘cartelitos’.



En el caso de la estructura que lideraban las hijas de Martín Bala en España, y que dirigía su padre desde Colombia, las autoridades la describieron como “un grupo criminal perfectamente estructurado que se caracterizaba por tener una estructura criminal integrada en su mayoría por miembros de la misma familia, con la finalidad de garantizarse la lealtad y subordinación de sus integrantes”, dijo José Luis Conde, el comisario jefe de la Unidad de Drogas y Crimen.



El perfil es más completo. Según la Policía española, estas organizaciones al servicio de las bandas criminales en Colombia, aunque imitan a los grandes carteles, en realidad son “miniaturas” por sus reducidas estructuras y por la cantidad de droga que mueven. Sin embargo, son una versión más sofisticada y meticulosa de los grandes carteles de antes.





Redacción Judicial
elespectador.com

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